martes, 29 de marzo de 2011

PEQUEÑAS REBELDÍAS Y SERVICIOS PÚBLICOS.


La insolencia es una de esas malas costumbres que uno aprende en la juventud y que cuesta media vida abandonar. En nuestro mundo, que no es otro que el del bienestar material, han perdido peso las ideas asociadas a la rebeldía, la disidencia y la resistencia. Pero ¿Qué sería de nosotros sin aquellos hombres y mujeres que un día dijeron NO a la injusticia, la explotación del hombre por el hombre y del hombre contra la mujer, a las guerras o a la desigualdad?
Ahora que estamos viendo el tema de los servicios y hemos dedicado un especial interés a los servicios públicos aprovecho para publicar y dejar constancia del ejemplo de defensa de “lo público” que me han dado los ciudadanos británicos, toda una lección de cultura política democrática.  
El sábado 26 de marzo estaba en Londres (chic@s hay que hacer caso a Ana y viajar a Inglaterra cuanto antes) y me encontré con la manifestación en defensa de los servicios públicos (sanidad y educación principalmente) y contra los recortes previstos por el primer ministro David Cameron para reducir el déficit antes de 2010, nunca me hubiera imaginado compartiendo manifestación con la confederación sindical británica Trade Union Congress que tanto estudié en mi asignatura de Historia del Mundo Contemporáneo de 1º bachillerato, en fin allí estaba, compartía sus ideas, me parecía legítima su protesta y participé en la manifestación junto a compañeros maestros, enfermeras, miembros del Servicio Nacional de Salud, trabajadores de ayuntamientos y otros empleados del sector público unidos a estudiantes, si chic@s, aunque os parezca totalmente atípico allí estaban estudiantes y profesores juntos en defensa de la enseñanza pública, ¿Parece imposible verdad?  
Los servicios públicos son sociales por naturaleza y son parte indisoluble de nuestro sistema político democrático, bien sabían ya los Griegos de Atenas allá por el siglo V a. C que el bien común (lo público) debe de ser discutido por el Demos (el pueblo) en el Ágora (plaza pública) y lo sabían porque, al igual que nosotros, asociaban democracia con igualdad de oportunidades, no existe democracia donde no se garantiza esa igualdad.
En Gran Bretaña y también en España se han puesto en marcha medidas para recortar el déficit público, entre ellas una de las principales ha sido el recorte en el gasto en servicios sociales públicos, dentro del cual debemos incluir un recorte en el gasto de educación. No obstante, mientras tanto seguimos financiando servicios privados, el mejor ejemplo lo tenéis en el rescate de muchas entidades bancarias, que todavía siguen cobrando  “honorables” intereses  a sus clientes, eso sí, cada vez en mayor cuantía, a pesar su generosidad traducida en juegos de toallas, vajillas, maletas o cualquier trasto inútil. 
La pregunta que debemos plantearnos es, me parece, la siguiente, ¿Quien es el verdadero perjudicado del recorte? En una primera impresión la respuesta parece simple: los profesores que cobraran menos pero.. ¿Son los profesores los beneficiarios del servicio o los intermediarios que lo prestan? ¿Quien me acusaría de hacer un mal negocio si vendo fármacos de coste mínimo y nula eficacia a un precio elevado? Nadie, probablemente sería más rico ya que me procuraría un mayor beneficio ahorrando costes, pero también sería un canalla.   
Debemos aprender a pensar en común, aunque esa extraña costumbre de pensar, de "rayarse", sea cosa de insolentes, resistentes y disidentes que algún día fueron, como vosotros sois ahora, alumno/as de un sistema educativo público al que le están muy muy agradecidos, tanto incluso que todavía hoy piensan más en la igualdad de oportunidades que deben ofrecer cada día a sus alumno/as que en ganar dinero para invertir a cambio de un juego de toallas.  

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